Hola, mi nombre es Dana y mis pronombres son ella/a ella/nosotros. Fuera del trabajo, estoy en soledad mientras acampo en la playa o camino por el bosque. En casa, comparto tiempo de calidad con los latidos de mi corazón.

En el fondo, soy una humanista que valora el amor incondicional. El servicio es mi consigna, y un fuerte sentido de la justicia se entreteje en las fibras de mi espíritu. Como asistente ejecutiva, deseo permitir que mis ideas y creatividad fluyan libremente y compartir mi luz donde sea necesaria y valorada.

Soy imperturbable ante la presión y soy flexible ante el aumento de la carga de trabajo en la Oficina de Equidad. Cuando haya incertidumbre, deseo ser la voz que eleve a mi equipo, asuma parte de la carga de trabajo y celebre nuestras victorias. Soy partidaria y prefiero ser la última parada para obtener respuestas y no dejar pasar a nadie, sino colaborar para encontrar una solución.

Compartir la carga de «cómo llegamos hasta aquí» también es mi responsabilidad y, por lo tanto, deseo hacerme responsable siendo un espacio seguro para las historias, guardándolas y compartiendo las mías propias como una forma de inspirar acciones. Sigo conectándome con la comunidad y dando mi voz.

Cuando todos en este planeta se sientan amados, cuidados y empoderados para dar su voz no como arma sino como inspiración para lograr un cambio sostenible, todos volveremos a sentirnos completos. Cuando recordemos la humildad como colectivo, sabremos la pertenencia.